6.5.07

La vocación de ayudar a quien lo necesita, allí donde esté

Hay gente que elige dedicar su vida a los demás. Y lo hacen motivados por un fuerte compromiso, sobre todo con la Humanidad. Hay quienes lo hacen en nombre de Dios, pero lo cierto es que, más allá de etiquetas, lo importante es cómo ofrecen su ayuda, su trabajo y su palabra a quienes más lo necesitan. Y que esta ayuda sirve de mucho a quienes la reciben. Éste es el caso de Pedro Opeka, un ser inspirador...
Opeka en esloveno significa ladrillo o teja. Pedro viene de Petrus, piedra en latín, la base que eligió Yahshúah para edificar su Iglesia. Su padre, Luis, era albañil y le enseñó su oficio. El destino del Padre Pedro Opeka, dos veces propuesto como Premio Nobel de la Paz, parece que estaba casi escrito cuando llegó al mundo. El agregó lo que faltaba: una voluntad inquebrantable para poner esa herencia al servicio de su Fe y de la manera en la que él entendió que debía materializarla, amando y ayudando a los más pobres de la tierra.

Por eso hace 32 años que vive como misionero en Madagascar, una gran isla africana ubicada en el medio del océano Índico, uno de los 20 países más pobres del mundo. Allí, con la gente de la calle, con las 800 familias que vivían en un basurero de la capital Antananarivo, comenzó a construir a la vera del basural, un sueño al que bautizó Cité Akamasoa, Ciudad de los Buenos Amigos, un pueblo en el que hoy habitan 16000 personas en viviendas que bien se parecen a los duplex tan habituales por estas tierras, con fuente de trabajo para sus habitantes, con cuatro escuelas primarias, cuatro secundarias, un liceo, salas de auxilio, hospitales, canchas de fútbol, calles iluminadas y miles de árboles plantados cada año.

En una de las poquísimas entrevistas que concedió, tanto a medios gráficos nacionales como a la televisión, el Padre Opeka recibió a La barra para hablar de este “milagro” en la casa en la que el vivió de chico en Ramos Mejía y en la que todavía viven sus padres a los que vino a visitar. Recuerda aún sus pasos por las aulas de la escuela 42.

Ante la pregunta de cómo logró poner todo este proyecto en marcha el Padre Pedro responde en forma concreta: “sin la ayuda de los políticos que cuando les comenté mi propuesta se rieron. Sin la ayuda de los grandes centros económicos que me dijeron que tenía que esperar cuando ya no se podía esperar porque la vida estaba en juego. Con la ayuda sí de algunas congregaciones a las que fui personalmente a tocar el timbre y que pese a no estar muy convencidas de que fuera a tener éxito me ayudaron. Con el apoyo de muchos jóvenes malgaches que querían hacer algo por su país. Pero por sobre todo se pudo construir todo lo que se construyó porque llevé un mensaje claro dirigido a toda esa gente desahuciada por la sociedad. Les dije: no tengo dinero pero si ustedes están dispuestos a trabajar, a escolarizar a sus hijos y a ser solidarios, una vida diferente es posible”. Y en un mundo en el que la palabra está tan gastada se puso codo a codo con los pobladores a construir sus viviendas, a solucionar sus problemas y con hechos le dio credibilidad a su encendido mensaje de esperanza y lo siguieron.

Donde antes había una villa miseria sus habitantes construyeron un hermoso pueblo. «Los pueblos del Padre Pedro», asi se los conoce en Madagascar.

“Este es un proyecto hecho en el basurero, con la gente del basurero, para la gente del basurero, agrega. Mis primeros 15 años en Madagascar fueron en la selva. Allí aprendí el idioma Malgache, sus costumbres, sus proverbios, sus tradiciones. Cuando llegué a la ciudad vi una miseria y una injusticia que no se podía creer. Los chicos se peleaban con los animales por la comida que había en la basura. Le dije a Dios: yo voy a ser misionero acá, porque acá es donde más hace falta, pero me tenés que dar una mano. Todo lo que había aprendido en la selva me ayudo mucho para que me empezaran a escuchar. Hubo muchos jóvenes que me siguieron porque querían hacer algo por su país. Les propuse volver a la cultura de sus ancestros, una cultura riquísima en valores, basada en la solidaridad y en la armonía familiar. Pero no fue fácil porque los cabecillas del lugar no querían que las cosas cambien. Pero allí todas las familias habían perdido muchos hijos y yo les pregunté ¿van a esperar a que se les mueran todos? El mensaje era muy fuerte y de a poco algunos empezaron a aceptar lo que les proponía. Los cabecillas se fueron quedando solos y llegó el día que ellos también vinieron a pedirme si podían construir su casa. Claro que sí les dije”.

De muy joven el Padre Pedro fue misionero en la Argentina. Trabajó con las comunidades Mapuche en Neuquén y también con otras comunidades indígenas en Formosa. Llevó su mensaje a las villas miserias donde en cada casa humilde lo invitaban a pasar. Hoy al volver al país se encontró con la desagradable sorpresa de que le recomendaron no ir a las villas porque es peligroso. Entonces se pregunta “¿Qué pasó en la Argentina en estos años? Cuando me fui, partí convencido de que aquí los problemas que había los argentinos lo iban a solucionar en muy poco tiempo y que mi labor sería de mayor utilidad en lugares más necesitados y ahora me encuentro con que es peligroso entrar a las villas. Usaron a los pobres, se aprovecharon de ellos. Esto es por no atender los problemas, por dejarlos para más adelante, hasta que al final son irreversibles. Los chicos que hoy se acercan a pedir una moneda para cuidar el auto o lavar el vidrio todavía son recuperables. Hay que actuar, hacer algo por ellos, educarlos antes que actúe “Paco” (nombre de una droga muy difundida entre la población más humildes) y les deteriore el sistema nervioso, antes de que se nos anticipen los vendedores de la muerte y ya no podamos hacer nada. Démosle respeto y dignidad y la violencia va a desaparecer. No puede haber chicos en la calle, no puede haber familias en la calle. El estado tiene el deber prioritario de ocuparse de esto. Si yo lo puedo hacer en un país tan pobre como Madagascar cómo no se va a poder hacer aquí. Yo puedo gritar por mi experiencia que las peores situaciones se pueden cambiar, aún el infierno se puede revertir. Si a un pobre se le tiene confianza, sale adelante con dignidad y trabajo. Si golpea a tu puerta y su historia es verdadera no se puede mirar para otro lado, hay que ocuparse de él”.

No se dejen engañar por falsos valores. No vivimos solamente para divertirnos. La diversión está bien pero no puede ser solo eso. Tenemos que tener un objetivo en la vida. Tenemos que transmitir valores, esperanza, justicia, amor, solidaridad, fraternidad a los chicos que nos van a seguir”. Al menos esa así como yo pienso, el hecho de salir de nuestro ombligo para mirar a nuestro alrededor y ver que es lo que les esta sucediendo a nuestros hermanos, nos ayuda a crecer, a ser mejores personas, a darle un sentido verdadero a nuestras vidas, despertemos del mundo frívolo y demos un paso adelante para hacer de este un mundo mejor. SHALOM (PAZ) para ustedes mis hermanos y Yah los bendiga.


5 comentarios:

Águila libre dijo...

Hola Anna: estremecedor relato, de verdad me conmovió. Alguien tan bueno que se dedicó tanto e hizo tanto por los más pobres. Un verdadero ejemplo que con ganas y paciencia, y teniendo la fe, se logran grandes cosas.

Muchas gracias por tu correo, estoy bien, tengo que tener un poquito más de paciencia para continuar bajándolos, pero igual me mantengo en lo que había logrado, asi que tan mal no estoy.

Gracias por tu preocupación también.

Muchos cariños,

María Paz

Recomenzar dijo...

Bueno me encantó.
Un abrazo y te sigo

CC dijo...

Anny, quisiera llorar de alegría por esta grandísima obra! pero dado q estoy en el trabjo no puedo y me keda ahí atragantada entre la nariz y la garganta, q bendición q haya personas así en esta Tierra, q verdades dice esta ser tan maravilloso!!! sabes q me recuerda al sueño q tuve de la ciudad de los artistas q te supe contar un vez... Ciudad de los Buenos Artistas me gustaría hacer... es como si un sueño vago q tengo se hubiese vuelto mas real, mas posible, a partir de este hermoso post. Creo q hay q empezar a moverse antes de q sea demasiado tarde, las drogas está empezando a comerse los grandes cerebros de aquellos talentosos jóvenes a tanto tienen para aportar a este mundo, me llena de angustia, pero q hacer cuando la mitad ya está perdida y no kiere oírte!? Cuándo media Argentina es un caos y los chicos no saben mas q delirarse para poder lograr un poco mas de dinamismo??? Por Yah, q él nos de la fuerza y la sabiduría para ayudarles!!! es algo q m urge tanto!! Este post Anny, hermana de mi corazón, me ha colmado de esperanzas y buena fe, porq me impulsa a seguir adelante y no bajar los brazos, algún día yo tbm kiero crear esa Ciudad de los Buenos Amigos, donde jóvenes adictos recuperen toda su salud y armonía interior, donde a partir del arte sanen sus ruajs, sus almas y vean la luz, comprendan q cuando Yah entra en tu vida te llena de una luz tan inmensa q la creatividad en natural a toda hora y en todo momento, es nuestra naturaleza!
GRACIAS ANNY BENDICIONES! SHALOM!

FENIX dijo...

Ojalà existieran mas personas como èl, estoy seguro que el mundo no serìa lo que es hoy en dìa.
en relaciòn a la pobreza, y ya que los gobernantes estan tan ocupados en otras cosas. nosotros que gracias a dios tenemos un pan para poner en nuestras mesas, podemos compartir lo poco o lo mucho que tengamos con los desafortunados, asì sea !!!

un saludo salido del fondo de mi corazòn amiga...

Gavriel dijo...

SHALOM AMIGA DE MI ALMA!
EXCELENTE mensaje de esperanza para tomar como ejemplo. Y tenés toda la razón con tus palabras. Hay que ayudar, hay que compartir, hay que dar sin esperar nada a cambio, todo eso forma parte del amor al prójimo, como dijo Yahshúa.
Desde que empecé a hacer uso de la razón y aceptar a Yah en mi corazón hace muchos años atrás, siempre tuve en mi mente que estamos para vivir, pero también para ayudar a vivir a otros.
Esas serán obras que nos hará sentir muy bien y serán recompensadas, porque la Fe debe ir acompañada de obras.
Que Yah te bediga amiga!
Gaby